miércoles, 7 de marzo de 2012

Un truco remanido




El truco estaba preparado. El público, expectante. Comenzó la música. En el centro del escenario, sobre una mesa, el prisma rectangular, rojo y dorado. Secundaba al mago una joven de larga cabellera negra, que se introdujo en la caja y nos hizo morisquetas por detrás del vidrio. El mago cerró y giró el prisma a su posición vertical. Tomó una docena de espadas y las fue atravesan ...do, una por una. El público, tranquilo. Hasta que un hilo oscuro empezó a deslizarse por la pata de la mesita y el mago, compungido, pidió perdón. 




Norah Scarpa Filsinger [“Cuentas de maíz”] 


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