HUNGRY FOR YOUR TOUCH
En la actitud agónica de las manos
que, abajo y en primer plano, yacen
tendidas en el suelo, no está la clave.
Sin tocarse, quieren ser el título
atroz y tenaz de la fotografía.
Es en la puerta de luz, centrada
en el fondo del encuadre, donde, quieta,
se cifra la derrota. Medrosa,
cegadora, apenas logra iluminar
las paredes sucias de grafitis,
la vida gris, en blanco y negro del cuarto.
En ella está el secreto: vana,
perdida, irrecuperable libertad,
relegada al hambre de siquiera
un roce. Así, turbados, encadenados,
nos concibió Saudek en la imagen.
Del mismo modo, tal vez, en una calle
de Praga, y en este mismo instante,
él, solitario y apetente, camine
pensado en cuerpos coloreados
y viejos. Algo, sin embargo, en el fondo
de la escena lo inquieta: la misma
blanca, siempre brillante, puerta.
***
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