sábado, 28 de abril de 2012

LA INTEMPERIE





Entonces, en el bar de siempre, su lugar de anclaje junto a la ventana, iluminada aún por el atardecer ya desavenido con la lluvia, con su vaso de vino, me contó lo del ángel caído.

Cayó junto a esta ventana y me dejó su tristeza y se fue, avenida abajo, entre los pocos paseantes; tristeza sólo expresada con la mirada, sin una palabra. Siempre pensé que vino derrotado de una de esas guerras espirituales donde se disputa el cosmo interior entre las cofradías. Cayó ya sin porvenir, sin ilusión. Se paró sin ayuda, luego, orinó en la acera y se fue. Y me dejó su subjetividad y su apariencia casi humana ya a consecuencia de la caída.

En las noches, antes de dormir, lo recuerdo y me duermo pensando en él; me imagino encontrarlo al volver el alba y porder ayudarlo a recomponer sus alas y que retorna a esos espacios donde todo es glorificado, volando leve como no queriendo olvidar su paso por esta fragilidad de lo humano.-

Héctor Cabot
[Una fotografía de Daniel Burgos]        

***

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...