miércoles, 2 de mayo de 2012

:::LITERATURA PARA ESCUCHAR::: El Sepulturero de Gabriel Gomez Saavaedra

:::LITERATURA PARA ESCUCHAR:::

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EL SEPULTURERO



Un último incienso pasa por sus ojos
y ya no quiere preguntarse
cómo y porqué 
asumió la forma de lo respirable 
esta paciente voracidad 
descendida por la rama del calendario.

Sabe 
que basta una grieta para inventariar las pertenencias,
llámese calle 
que siempre parece abordada 
por el último auto de turistas 
cargando una carie por el lente,
casas en torcimiento
o hijo viajando, cual sabueso
tras algo parecido a la dignidad.
Hasta que la grieta, plena
deje pulular, crecientes
las tertulias de los silencios; 
ésos que se buscan un contenido 
inmemorialmente perdido.

Siempre y de soslayo 
el quetupí le ultrajó 
la oreja crepuscular
pero ya ni eso, 
ni las dinámicas odiosas a las que suelen obligar 
las inundaciones cuando tiranizan por su casa,
lo despabilan.
Ayer tuvo que entregar un muerto,
los familiares lo trasladaban a un cementerio privado
(observó 
que habían barreteado 
más placas de bronce).
Ayer también, soñó de siesta
que la Virgen le entregaba su manto 
antes de desmoronarse,
y que él lo olvidaba 
sobre una silla
distraído en dejarse esgrimir 
como una cerveza más
por la fiesta patronal y su música recalcitrante.


Catador manso de la ceniza… 
con la sombra inclinada
acariciando de sobrevuelos 
este jardín igualitario 
de huesos, dones, honores y mentiras. 
(Los años dan 
en la transpiración 
y en la artritis.)


Deje ya de percutir la pala 
desafilando la tierra,
que el pozo responde a su estatura.

Total, todos aprenderemos a familiarizarnos 
con un racimo de plásticas flores
para saciar la necesidad 
de desafiliarnos
del riego.

©Gabriel Gómez Saavedra (2009)



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