miércoles, 22 de febrero de 2012

Soy perro que no




Cuando la luz se ha dejado seducir por completo ante la oscuridad, la noche plena toma la ciudad empapándola de lésbica temporalidad. Por allí avanza refregándose en todos los rincones, humanos y no tanto. Seduce desde sus ausencias, se te entrega pero nunca se enamora, aunque en su juego se abrigue de todo aquello que la alimenta. Ah! Pero como disfruta, goza, acaba gritando de placer aplastada contra la bóveda estelar dejándose penetrar por miles de soledades; se retuerce orgasmicamente, violentada, violada por un ejercito de lobos con dientes blancos, ojos abiertos, con su pija parada y sus sueños tan borrosos como sus pueriles intenciones venéreas. Un coito metafísico. 

Pero a mi solo me gusta jugar en su vientre, solo; acostado desperezándome en el brillo, confortable, tibio, bello, pobre, vacío. Mientras camino le canto al oído, para seducirla, algunos manthras de antiguos guerreros que solo me dan valor pero que no regalan el vigor. Me toco para ella, me estremezco y eyaculo lágrimas con un placer sin control. Mi pornografía melancolía. Aunque a veces algunas evidencias me digan lo contrario nunca me sentí uno de aquellos lobos; no muerdo ni mato para comer ni coger. Yo me dejo, para atravesar los espíritus, yo soy un resignado, abrigo lo que su cuerpo deja al irse. Tal vez tenga más que ver conmigo decir que mi naturaleza es en realidad mucho más canina. Me dejo ir, siempre soy y voy por donde sea, mis meadas dejaron de ser territoriales convirtiéndose en dulces saludos de mi paso. 

Camino solo por caminar, olfateo todo con aire digno y algunas veces me dedico a seguir a alguien para donarle algo de mi compañía, seguirlo solo por dejarle llevar algo de mi esencia; tal vez deba decir que no sigo a nadie sin una razón de importancia, persigo ojos que miran sin ver, formas de mover las piernas al caminar, los labios que emiten palabras fuertes, algunas manos que acaricien. Son como pequeños actos de aparición en la superficie, salir de un universo absolutamente mío para entrar en otro tipo de realidad a través de los ojos del caminante a mi lado. Y es en esos instantes cuando me entierro en una abstracción tal que termino por olvidarme que soy un perro. Hoy camine con alguien, una perra formidable, todavía tengo sus ojos. Ella es dulce pero muestra demasiado sus dientes; en su pelo hay luz aunque algunas sombras se adormilen bajo sus ojos.

Lo mas extraño es que al tiempo lo camina y lo ladra con un dejo de nerviosismo, como si un lobo de aquellos que aúlla pero no entiende la luna, estuviera acechándola esperando una distracción. Se que tras su hocico hay mas de lo que dice, pero un buen perro siempre se ve seducido por los hermosos ocultamientos de algunas verdades. Ya caminamos antes de otra manera y hoy creí sin ninguna razón objetiva que ella podía entenderme sin saberlo ni buscarlo; ladraba contenta de su vida perra que me atravesaba tanto que nunca se dio cuenta que sus ojos me decían mucho, que me cruzaban entero, no quise ladrarle nada porque vi que yo también la entendía mas de lo que podía admitir. 

Mi aire de lobo la volverá a acechar pero vestido de perro. Y ya vuelvo...Mis costillas se tensan y algo duele; pero no importa si duele, si al cerrar los ojos todo lo que soy, lo que dejo de ser y aquello que no podré ser se transformaran en una manta demasiado pesada. Nada importa niño si sabes que has sido el mejor perro que podías ser.


Luis Palacios


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...