domingo, 11 de marzo de 2012

::: FOTOGRAFIA NARRADA: Arbus x Corton



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Hola, mi nombre es Inés Corton y para la Biblioteca Parlante Haroldo Conti, voy a describir una fotografía de Diane Arbus, norteamericana que hizo su fama alrededor de los años ’60, inmortalizó personajes marginales, fenómenos o trató de encontrar los defectos en las personas de apariencia normal. En este caso se trata de la obra titulada “Gigante judío en casa con sus padres en el Bronx.” Fotografía expuesta y premiada en varias capitales del mundo. En ella vemos una sala característica de Estados Unidos, de una familia de clase media. Son tres personas de pie en el medio de una sala, un matrimonio de mediana edad, tal vez 60 años, y un joven de alrededor de 30. El tamaño de la sala, de medidas normales se ve empequeñecido por el tamaño del joven, a quien podemos considerar un gigante. Es tan alto, como aquellos de los cuentos para niños. Los tres visten ropa característica de la época: la madre, un clásico vestido estampado, abotonado desde el escote y con un cinturón. El padre, un traje oscuro, camisa y corbata. Ambos usan anteojos. Pero el personaje de la foto es sin dudas, el joven, quien ocupa casi toda la escena por su tamaño. Casi llega a tocar el techo de la habitación y por eso, aparece algo encorvado. Viste de manera informal, unos pantalones que caen arrugados y al descuido por sus largas piernas, arrugándose más aún en sus tobillos, llegando así hasta el enorme par de zapatos. Su cabello corto, se anida en rulos oscuros. Arriba una camisa de confección especial. Para sostener ese largo cuerpo, que sin dudas ha enfermado su columna, apoya su cuerpo en un fuerte bastón que tiene el doble de altura del de un hombre común. Están manteniendo una conversación y por encontrarse los tres de pie, obliga a los padres a elevar la cabeza tratando de alcanzar, allí arriba, la mirada de su hijo, quien se inclina. La intención de la fotógrafa es claramente marcar la notoria diferencia entre los tres personajes. Todo se ve acentuado por los muebles que los rodean. Tres sillones, uno de dos cuerpos y dos simples, dos lámparas, una, sobre una mesita de rincón y otra, de pie. El conjunto, por su tamaño normal, hacen ver al joven aún más alto, más extraño, más triste. Si tengo que confesar los sentimientos que la foto despierta en mí, diría que coincido con la frase que la misma Diane confesó en privado a uno de sus familiares: “Todos saben que las madres, mientras están embarazadas, tienen la pesadilla de que su hijo pueda ser un monstruo… pienso que conseguí eso en la cara de la madre”. Justamente, frente a la postura casi indiferente del padre, quien ha puesto sus manos en los bolsillos del saco, la madre eleva una mirada de indudable preocupación hacia su hijo, quien casi con la misma actitud, responde a esa mirada.

Inés Corton

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