Haikus

Vaga la luna
por el azul intenso.
Noches de insomnio.

Cantan por mí
en medio de la noche
gotas de lluvia.

La poesía:
millares de riachuelos
en pocas líneas.

Papel picado.
Los mil fragmentos miran
mi vida rota.

Te cubro con un velo
traidora muerte.
Hoy, cumplo años.

Mírate atento.
Si de ti nada sabes
no sabes nada.

Las asesinas
del tiempo de la espera,
son dos agujas.

Vive tu vida
y no la que te piden
vivir los otros.

Si la tristeza
tiene hermana gemela,
lleva mi nombre.

Muere un poeta
Los libros del planeta
cierran sus hojas.

La telaraña
abraza al viejo libro.
¡Qué pobre escudo!
Rescataré 
tu corazón de niño:
contaré un cuento.

Vanas palabras.
Cuando nombran miserias:
malas palabras.

Llena de huecos
es la voz de los hombres:
vive ensayando.

Risas de niños
que llenan el espacio
de flores nuevas.

¿Por qué caminas
como si en esta vida
no hubiera puentes?

Mujer al borde 
de encontrarle a la vida
un uniforme.

Del enemigo
respiramos el aire:
algo nos une.

Eres como agua
que sólo encuentra forma
si la contienen.

Soy como un árbol,
que saca de su savia
la nueva rama.

Cuando te pienso,
se me anida en las manos
el sentimiento.

¿Cómo podrían 
tras rejas y paredes
volar tus penas?

Almas gemelas:
vuelven con cada vida
a ser eternas.

Sueño infinito.
Todos somos eternos
hasta la aurora.

Algunos viven
observando la vida
¡Qué triste muerte!

Gritan las voces 
de la naturaleza.
Indiferencia.

Guerras y muerte
que lastiman los ojos
de las estatuas.

Rosa caída:
cada pétalo es signo 
de tu agonía.

Tiene la vida,
como los laberintos,
sólo una puerta.

Hombres de negro,
sobre el hambre discuten,
en el almuerzo.

Plácida tarde.
La tierra nos parece
más habitable.

Sola, una hoja,
aferrada a la rama,
lucha por vida.

Y cuando viajes
No lo hagas a otras tierras.
Viaja hacia el otro.

Dora Inés Corton
[Buenos Aires]

***