lunes, 25 de febrero de 2013

Biblioteca de Autor: Gabriel Amos Bellos


De “Diáspora”, su poemario inédito, hemos seleccionado “Trayectoria”, “Por encargo” y “Nana para dormir a una monstruo”.


Asumo con completa sinceridad la dificultad que entraña para mí el análisis y teorización del discurso poético. Imperio absoluto de la subjetividad, en el que todo abordaje será siempre un intento.

Hay en la obra de Bellos una decantada y aséptica eliminación de lo superfluo ornamental en pos de lo sustantivo (no hablaré yo de esencias). Puntúa y encabalga a conciencia, orientado por la dispersión de sentidos, versos como enunciados taxativos en los que un adjetivo irresponsablemente escogido podría desmoronarlo todo en un instante. El tiempo queda implicado allí como elemento esencial: es el tiempo de la contemplación…

Reflexividad y clara conciencia acerca de la fragilidad del material con que laboriosamente es explorado el Ser; están presentes en su obra. Ser cuyo sentido se busca. Sentido que, no obstante, es vivenciado como imposible. Pero nada seduce más al poeta que la ardua empresa de intentar aprehender lo inasible.

La contundencia, cuyo pleonasmo no es otro que la síntesis, define su obra. Austeridad y despojamiento que en nada se parecen a la pobreza. La rica forma de estar en el mundo consiste en habitarlo necesariamente. Y habitar es poblar la patria yerma de la memoria con el recuerdo sensorial de lo visto-mirado-oído-sentido-tocado-pensado. Habitarlo sinestésicamente. Habitarlo y explorarlo con el cuerpo que piensa. Postales paisajísticas que se despliegan develando estados internos, son recurrentes en su obra reciente. Cuerpo y mente no están disociados, ni enfrentados, antes bien, asociados en la travesía del vivir.

El sentimiento, la sensación y el pensamiento se revelan como formando parte de una única y misma instancia corporal; donde el “estar siendo” dota al pasado del carácter de presente absoluto, siempre en curso. Todo es. Todo está siendo. Esa profunda consciencia exhorta al poeta a ver. Pero cada uno mirará según filtro; sea este el predilecto, o el inevitable.

Gabriel mira con los ojos de un anhelo oriental, el mundo occidental que lo circunda; aun a sabiendas de que toda tarea mimética es, cuando menos, utópica. “Noccidental”, dice de sí mismo. Occidental cebado de exquisitez japonesa, que con esmerada brevedad bucea el mundo.

Somos lo que miramos. Y Gabriel no lo ignora: la mujer que duerme lejos de aquí, es el índice del mundo. El poeta espástico que ha dedicado minuciosos poemas a sus amigos, es el índice del mundo. Esa enrevesada forma de irnos por las ramas para llegar al centro de las cosas, es el índice del mundo.

Así la escritura no es más que una delicada expansión de la vida.-


María Belén Aguirre



*Reseña perteneciente a "AUTORES Y/O TEXTOS INÉDITOS POR SÍ MISMOS. Otra antología", Biblioteca Parlante Haroldo Conti y Peras de Olmo- Ars continua, 2011






NANA PARA DORMIR A UNA MONSTRUO






POR ENCARGO



TRAYECTORIA




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